La palabra "educación" (del latín educatio-onis) viene a ser la acción y efecto de educar, la crianza, enseñanza y doctrina que se da a los niños y los jóvenes.
El análisis etimológico del término “educación” proviene fonética y morfológicamente de "educare" ("conducir", "guiar", "orientar") pero semánticamente recoge, desde el inicio también la versión de "educere" ("hacer salir", "extraer", "dar a luz")
Esto ha permitido desde muy antiguo, la coexistencia de dos modelos conceptuales básicos:
- Uno "directivo" o de intervención, ajustado a la versión semántica de "educare",
- Otro de "extracción", o desarrollo referido a la versión de "educere" que indica la función del maestro, pero refiere que lo que éste saca ya estaba antes dentro, que no se trata tanto de “meter cosas” en el alumno cuanto de “sacarlas”.
Así, "educar" supone desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios o ejemplos, pero también perfeccionar o afinar los sentidos. Actualmente puede asumirse un tercer modelo que recoge ambas propuestas, resolviendo que la educación es dirección (intervención) y desarrollo (perfeccionamiento)
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Hace 14 años
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